Los sindicatos desde sus más remotos orígenes a principios del siglo XX tuvieron entre sus objetivos: mejora de condiciones laborales, sociales y económicas de los trabajadores frente a sus empleadores, y en algunos casos, frente a la clase política, cuando mediante sus leyes, legitima la explotación del trabajador.
Gracias a la unión de trabajadores ?obreros, agrícolas y mineros del salitre y del carbón- pudo ser modificada la condición laboral, la mentalidad e incluso las leyes.
En efecto, las primeras banderas de lucha del movimiento sindical, fueron la extensión de las jornadas, el descanso dominical, la prohibición del trabajo infantil, el hacinamiento en campamentos o lugares de trabajo, condiciones mínimas de seguridad, condiciones mínimas de remuneración.
Fue precisamente la fuerza de la unión de todos aquellos compañeros que permitieron modificar esas injusticias sociales que, hoy para nosotros resultan obvias, pero que en su momento dieron lugar a luchas desenfrenadas, cuyo cimiento eran la solidaridad, el socorro de los trabajadores, y el respeto y trato digo como personas.
La sindicalización, entendida como la unión de los trabajadores con fines y objetivos comunes, fue y sigue siendo la única herramienta que permite a los trabajadores modificar y mejorar su situación, la lucha aislada de un trabajador está condenada al fracaso.
El derecho a sindicalización, es aquel que tienen los trabajadores del sector privado y de las empresas del Estado a constituir sindicatos con la sola condición de sujetarse a la ley y a sus estatutos. Esto, señalado en la Constitución Política en el Artículo N°19, el que garantiza el derecho a sindicarse en la forma y casos que señale la ley y en los Convenios N°87 y 98 de la OIT.
Según un reciente estudio de la OIT, la tasa de sindicalización ha ido en baja desde comienzos de la década de los 90, y que la actual tasa de sindicalización es de un 11%, porque estamos en un mundo donde el individualismo y el egoísmo, nos dejan indiferentes frente a las necesidades de los demás.
Si bien las situación de los trabajadores no es la misma que a principios del siglo 20, gracias al movimiento sindical, hoy en el año 2014, los trabajadores nos vemos enfrentados a una serie de escenarios inhóspitos derivados de la externalización de labores a través de la subcontratación, lo que debilita el poder negociador de los trabajadores. Múltiples sindicatos en una misma empresa negociando simultáneamente o en tiempos distintos al interior de una misma empresa le restan fuerza al sindicato ?principal?, los cambios en el mercado de trabajo, en el mercado de la minería y estructura económica, la falta de interés por parte de los trabajadores, problemas de la legislación laboral en materias negociables y finalmente la existencia de Líderes Negativos, que sólo generan desconfianza entre las bases. Estas personas no trabajan por el bien común, sino que en beneficio propio.
Porque SOLOS y AISLADOS perderán toda posibilidad de mejorar sus salarios y condiciones de trabajo; en cambio, sindicalizados y unidos si lograrán celebrar negociaciones colectivas con las empresas, para que se les reconozca como trabajadores y ciudadanos con derechos; porque no son máquinas ?destinadas? a producir ganancias y más ganancias, trabajando más de 12 horas diarias por el resto de sus vidas.
1. El derecho
a la sindicalización es el derecho que tienen todos los trabajadores de
constituir las organizaciones sindicales que estime conveniente.
2. Las
organizaciones sindicales gozan de autonomía, por tanto las decisiones que se
tomen en ella son las que definan los propios trabajadores del sindicato y
representan sus propios intereses.
3. El
sindicato sirve para desarrollar conciencia y sentido de la solidaridad. Es
decir, para visualizar las posibilidades que tiene en su trabajo frente a la
empresa y a sus empleadores; para negociar y exigir mejores condiciones
laborales que van a beneficiar a todos sus asociados, sin excepción.
4. Para un
trabajador, la posibilidad de mejorar su calidad de vida y la de su familia
depende de lo que logre con su trabajo. Por su parte, la generación de ingresos
de los empleadores también depende de nuestro trabajo; por tanto, pretender
mejorar las condiciones laborales y las remuneraciones es un derecho y un deber
de todos los trabajadores; no sólo por nosotros, sino también por el futuro de
nuestros hijos.
5. Un
sindicato debe mantener informado a los trabajadores acerca de sus derechos,
apoyarlo y defenderlo. Debe, además, estar informado acerca de la situación
real en que cada uno de sus afiliados.
6. Es necesario
tener un rol más activo frente a los temas que nos interesan, por ejemplo,
frente a las leyes laborales, el ingreso mínimo y a las condiciones laborales.
No es posible esperar que las cosas mejoren por sí solas, sólo se logran
resultados uniendo los esfuerzos de todos los trabajadores en la única
organización que puede, si es necesario, hacer presión frente a la empresa, y
ésta es el SINDICATO.
7. Construir
nuestro propio destino depende de nosotros, de que seamos capaces de unirnos en
torno a objetivos claros y precisos para mejorar las condiciones de nuestro
trabajo y poder entregar un futuro más digno a nuestras familias.
8. Si un
trabajador está informado de sus derechos, de la situación de sus compañeros,
de la situación de otros trabajadores de la empresa, de los problemas de su
entorno, etc. será más proclive a ser libre, a ser independiente, a ser
tolerante, a ser solidario, a no dejarse avasallar y a exigir sus
reivindicaciones.
9. Formar
parte de un sindicato es tener la posibilidad de presionar ?a quienes
corresponde? para evitar abusos, para mejorar los sueldos, para negociar bonos
de producción, para proteger la dignidad y mejorar la calidad de vida de los
trabajadores.
10. Lo que
puede lograr hacer un sindicato puede significar, más adelante, una mejoría
para los trabajadores de otras empresas y de todo un país; sobre todo en lo que
concierne a los salarios. Los sindicatos han sido, a través de la historia, el
instrumento que ha posibilitado delimitar horarios de trabajo y establecer ingresos
mínimos; lo que antes quedaba al antojo de los empleadores.
11. El poder
que puede llegar a tener la organización sindical depende de cada uno de
nosotros, de entender que los problemas nos afectan a todos; y que, por lo
tanto, debemos solucionarlos organizadamente y unidos, para obtener soluciones
efectivas.
Juntos,
organizados, es posible llevar a cabo una acción colectiva, consciente y
democrática para dirigir nuestras vidas; ayudar a organizar espacios sociales
que permitan disminuir la desigualdad; reconocernos, comprendernos y valorarnos
unos a otros a fin de posibilitar la autorrealización y la construcción de un
porvenir más digno para los trabajadores y sus familias.